Hace unos años, su representante, una inglesa muy ecléctica, desapareció en EEUU con toda su obra y su dinero. Hoy, ya recuperado de ese golpe, puede reírse de los avatares del artista y sigue apostando al arte como modo de vida y de expresión personal o social.
“Trato de generar creatividad en quien observa la obra”
“Nací en Bariloche en 1959 y mi lugar es Bariloche, lo tengo en la sangre, por más que tenga que irme cada tanto al exterior por una cuestión de necesidad. Una vez estuve un año en Buenos Aires, en 1976… fue bueno para hacer contacto con algunos otros artistas, para algo sirvió. De todas maneras salí corriendo…como te imaginarás no era momento para disfrutar del arte en Buenos Aires…”
Algunos datos Básicos
Es uno de los artistas plásticos de Bariloche más exitosos y de mayor reconocimiento. Ha ganado una gran cantidad de premios internacionales, becas, menciones, etc. Su última obra se vendió en uSs 10.000. Trabaja principalmente cuadros en acrílico y máscaras en cartapesta. Fueron sus “profesores” ocasionales Juan Marchesi, Páez y quizá alguien más, pero no fue a ninguna escuela de arte. “Se aprende mucho siguiendo los impulsos que aparecen al hacer”. Es anfitrión de reuniones de asado y metegol desde hace más de 10 años.
Su último Trabajo
Nos muestra uno de sus últimos cuadros (una reproducción, en realidad, porque el original, de 2 x 2 metros, está en New Mexico). Se llama Póker. Sobre una tortuga en cuyo caparazón se vislumbran los continentes calientes, un grupo de particulares personajes juega una partida. “Son los diferentes poderes que hay en el mundo: El poder económico, con el barril de petróleo chorreando todo, la banderita de pirata, la muerte, la guerra. El poder religioso, con una vela apagada en la cabeza, con los ojos pegoteados de cera, tirando el vino, con la superpoblación al lado alcanzándole un profiláctico…”.
“El poder científico, que tiene los ratones de laboratorio todos descontrolados, un ratón Mickey en el puño, un corpiño en los anteojos. El poder político, que está formado por las mismas cartas con que se está jugando, por abajo se cartea y además tiene muchas máscaras para ponerse. Y este es el vulgo, el pueblo, como encerrado en una jaula de televisor y pantalla, y todos jugando arriba de la tierra caliente…”
Le pregunto por dos animales que se pelean en una zona marginal de la tela, pero desestima mayores explicaciones: “No, eso son problemas personales” (risas).
“trabajo con muchos elementos como para que la gente los tenga que encontrar, que la obra genere creatividad en la persona que los mira. Los temas son los temas importantes de hoy: Calentamiento global, superpoblación…intento que sea un lenguaje fácil de entender, y generar una secuencia de símbolos”. Le pido ejemplos sobre reacciones o comentarios: “O me quieren o me odian…¡por suerte mueve algo! Quiero generar algo contestatario, que movilice algo en la sociedad”.
¿Cómo empezó todo esto?
“Con la vuelta de la democracia crecieron en Bariloche las reuniones de artistas. Arrancamos una vez un taller libre de máscaras con Federico Marchesi y algunos más, donde estaba El Refugio de las Artes, en la zona del puerto…y uno de los grandes momentos fue el proyecto de Carroza para la fiesta de la nieve, idea de la Asociación de Artistas Plásticos. Pensamos en el Caleuche, el barco fantasma que aparece y desaparece.”
“Parezco Otto Meiling”- ver biografía, se ríe Kike, por el relatar de recuerdos. Para reconstruir aquél momento nos puede ayudar el testimonio gráfico de Neblina, que dibujó el Caleuche barilochense, su corso a contramano, y un incipiente Mayer entre los “culpables”. Corría el año 1980, y las artes de Kike empezaban a desplegarse como alas.
“Me metí primero en el tema máscaras. Es muy interesante cuando enseño, la gente muchas veces al hacer una máscara reproduce sus propios rasgos. Trabajé las máscaras como elemento plástico, y pasé a los cuadros. Y ahí se fue dando una mezcla, la influencia de los setentas y Bariloche, porque uno es el lugar donde vive, te da una cuestión anímica, uno lo plasma completamente. Y siempre me gustó lo onírico, el surrealismo. En síntesis, estoy haciendo una especie de surrealismo social”.
Pinta tu aldea y pintarás el mundo, dice la frase clásica. En el caso de Kike Mayer, quizá el sentido ha dado la vuelta: Pintando la aldea global, quizá mezcla colores de la aldea local. Y usa muchos colores vivos, ésa es buena señal.