Los pescadores de salmónidos están imponiendo una nueva escuela en la práctica de la pesca deportiva.
Tienen una orientación más naturalista y han ido poco a poco abandonando el afán de atesoramiento que guiaba a los viejos pescadores. Hoy, el pescador deportivo trata de ser parte integral de la naturaleza. Intenta lograr un mayor conocimiento del medio en el que vive el pez y pretende incorporar un criterio más ecológico. A tono con esta tendencia, los mosqueros han introducido la pesca con devolución o catch & release.
Catch & Release: Ventajas y Desventajas
Desde el punto de vista de la administración del recurso, el catch & release es una de las herramientas muy conveniente para una gestión racional de la pesca, y debería ser incluido como modalidad obligada en los reglamentos de pesca de las provincias patagónicas. Los seguidores de esta práctica argumentan que una trucha es un animal muy valioso para pescarlo una sola vez, y toman como una actitud propia de la más alta ética deportiva, respetar su vida y devolverlo al agua. Otros, no obstante, piensan que no es tan ético ni deportivo divertirse haciendo sufrir a un animal, clavándole un anzuelo, agotándolo y estresándolo, para luego devolverlo al agua, llevando consigo la posibilidad de la muerte. Para otros, la pesca no está completa hasta que no se comen la trucha.
Más allá de los pareceres de unos y otros, es necesario hacer algunos comentarios acerca de las consecuencias que trae aparejado este sistema en los peces y sugerir algunas formas de disminuir los riesgos de mortalidad.
Es sabido que el stress es la principal causa de muerte en nuestra sociedad moderna. En realidad, lo que mata no es el stress en sí mismo, sino sus consecuencias, ya que provoca un debilitamiento en las defensas del organismo, de tal manera que lo deja inerme ante un sinnúmero de enfermedades. En el caso de la trucha ocurre algo parecido. Durante la lucha con el pescador, el pez está defendiendo su vida. No sabe que se encuentra ante un etical angler y que apenas termine su diversión podrá retornar al ambiente. En muchos casos, esta situación lo lleva a un nivel de estrés tal que se disminuyen sus defensas. Como consecuencia, los organismos saprófitos (aquellos que convivían con él sin dañarlo o que viven en el medio) se hacen patógenos, invadiendo al pez hasta causarle enfermedades y tal vez la muerte. Por otra parte, la actividad muscular severa desarrollada durante la pesca implica disturbios en el equilibrio metabólico y el organismo tiene dificultades en recuperar la situación normal.
Ocurre que cuando la trucha requiere de energía, normalmente utiliza las grasas; pero si existe una situación en que necesita realizar una intensa actividad muscular, usa el glicógeno almacenado en el músculo. Este glicógeno sufre cambios químicos por los cuales libera energía y ácido láctico. Mientras aquella es utilizada para el movimiento, este último se almacena en los músculos y en la sangre, provocando calambres. El animal tarda en recuperarse de esta situación. Mientras lo hacen, las truchas permanecen inmóviles sobre el fondo, en algún lugar tranquilo, hasta restablecer su metabolismo normal, lo que le significa una situación de indefención temporaria. Algunos peces no alcanzan a recuperarse debido a factores ambientales o propios del pez y al método de captura.
Según numerosas experiencias de los investigadores, la temperatura del agua juega un rol muy importante en la recuperación. Mientras más lejos esté del rango óptimo para la especie, más lento o difícil será el restablecimiento. En la trucha arcoiris el rango óptimo está entre los 12 y 14 grados centígrados. También las características físico-químicas del agua intervienen para retardar la recuperación. Si existe algún tipo de resistencia ambiental (presencia de contaminantes, pobreza en el nivel de oxígeno disuelto, sedimentos en suspensión que dificultan la respiración, etc.) la rehabilitación será más lenta.
También la recuperación depende de factores inherentes al pez, como la talla y la edad, ya que un pez más joven tiene más posibilidades que un pez grande y viejo; de la especie, debido a que la trucha arcoiris es la más resistente y el salmón encerrado el más sensible; del estado sanitario, del índice de condición, y del estado de madurez gonadal, porque a medida que se aproxima la época de freza las truchas, especialmente las hembras son más susceptibles a este tipo de agresión.
La forma de captura también incide en la recuperación
Algunos modos de apresar permiten registrar determinados efectos:
– Si no se saca al pez rápidamente y se lo deja llegar a un estado de agotamiento, generará condiciones que no le permitirán recuperarse fácilmente.
– El lugar donde se localiza el anzuelo: si éste lastima las branquias -generalmente- la trucha muere por hemorragias.
– El tipo de anzuelo que se utiliza. Es preferible -y en algunos casos obligatorio- el uso de anzuelos sin rebaba, que produce menos daño al extraerlo, ya que no desgarra el tejido.
– El señuelo natural o artificial. En el caso del uso de carnada natural, el pez se traga el anzuelo y la inserción se produce en el esófago o en el estómago. En esa situación es muy difícil de extraer.
o más conveniente entonces es cortar el hilo y dejar el anzuelo adentro, ya que la experiencia indica que así, la trucha tiene mayores posibilidades de sobrevivir. De todas maneras, conviene aclarar que la pesca con carnada natural está prohibida en todas las provincias patagónicas.
Ante un panorama tal, podría pensarse entonces que no tiene demasiado sentido devolver un pescado al agua. Muy por el contrario, aún con todos los riesgos mencionados, la posibilidad de supervivencia será siempre mayor que si el animal es sacrificado.
No obstante, para devolver peces con la mayor garantía de que sobrevivirán luego de la liberación, vale la pena tener cuenta algunos consejos:
- Liberar al pez tan rápido como sea posible. El tiempo que demora la lucha debe ser breve, para que pueda recuperarse luego.
- Mantenerlo siempre en el agua. Evitar que se golpee sobre el suelo o contra las rocas.
- Tratarlo con delicadeza. El cuidado en el manejo es fundamental. No tocar las branquias. No apretar a los peces más pequeños y sostenerlos por la mandíbula inferior.
- Usar redes de tejido suave. Evitar enganchar las branquias.
- Extraer el anzuelo lo más rápido posible. Si el anzuelo está profundamente enganchado es preferible no sacarlo y cortar el sedal.
- Liberar el pez en una zona de corriente suave, de tal manera que no sea arrastrado pero exista una renovación suficiente de agua.
- Si el pez, luego de ser liberado, no se recupera, se debe sostener con la boca abierta frente a una corriente más o menos fuerte permitiendo que el agua fluya entre las branquias. Esta operación puede demandar varios minutos. Luego, soltarlo siguiendo los consejos del punto anterior.