La preocupación por el paso del tiempo ha atravesado la existencia humana. Tal vez con la inspi- ración dada por la necesidad de conocer la propia historia y poder así entender la incidencia del pasado en el presente y planificar los caminos futuros.
El lado interno del Tiempo
Señalando simultáneamente al instante y a lo eterno, a veces exactamente calibrado y en otras íntimamente percibido; aunque siempre irreversiblemente lanzado hacia el futuro, el tiempo parece estar encerrado en los relojes.
¿Será por eso, entonces, que en la mayoría de las ciudades existe un reloj?
El de la Ciudad de San Carlos de Bariloche está en la torre del edificio de la Intendencia Municipal, en el Centro Cívico. Allí, enfrentado al lago Nahuel Huapi, anuncia el paso de las horas con el sonar de su campana.
Con precisión, a las 12 y a las 18 horas, cuatro esculturas talladas en madera aparecen sucesivamente en la ventana que está por debajo del reloj para que puedan ser vistas desde la plaza, acompañando a las campanadas. Todos los días del año relatan de este modo la historia de este pueblo que – según dicen – simplemente nació un día de los primeros años del siglo diecinueve, sin necesidad de haber tenido un acto de fundación.
Lo que hay allí arriba es una verdadera obra de arte enlazada a la tecnología. La primera figura en verse representa al Indio, original habitante de la región. La segunda es un Sacerdote, que llegó para evangelizar a los primeros. La tercera es un Militar , integrante de una Campaña al Desierto por muchos cuestionada y la cuarta escultura es un Labrador, representando a los que se instalaron para trabajar y hacer crecer sus hijos en estas tierras. La posición erguida y los detalles expresivos muestran a cada una de ellas con una sólida postura, enfrentándose al viento patagónico. Cerrando, como protegiendo la danza de los personajes, el escudo de Bariloche aparece fijo el resto de las horas.
No se disponen de mayores detalles sobre esta creación puesto que un incendio en el Archivo Municipal se llevó la información fidedigna del proceso. En la base de las figuras se puede leer Casals, el nombre del artista español a quien se le encargó hacerlas, en Buenos Aires. La maquinaria del reloj conserva sus partes originales de origen danés y se han instalado luces cerca de los engranajes que aportan la temperatura necesaria para un correcto funcionamiento. La campana de bronce lleva impresa la marca Cronos.
Después de muchos años de permanecer inactivo, un vecino de la ciudad solicitó que le permitieran hacerse cargo del conjunto y logró reiniciar su marcha. Desde hace más de quince años sube todos las tardes cinco pisos, cuida que todo esté en orden y espera que vengan a visitarlo los alumnos de los colegios. Posiblemente en el futuro será uno de ellos el encargado de continuar con la tarea de cuidar los tiempos de Bariloche. (*)
(*) En la Mesa de entradas de la Municipalidad de San Carlos de Bariloche, en el Centro Cívico, se pueden solicitar visitas guiadas. La persona actualmente encargada del mantenimiento del reloj y del comando de las esculturas prefirió no ser nombrada…pero esta ciudad tiene todavía mucho de pueblo…y todos le agradecen el amor que pone en su trabajo. Es en base a la información por él recabada que está redactada esta nota.
Buen dia
Les comento que, por lo menos a las 18 no están saliendo las imágenes, estuve este último jueves 15/4 y no salieron, luego nos dijeron que salen a las 12 y a las 00hs, como estábamos hospedados a la vuelta, nos fijamos a las 0hs y no salieron tampoco.
Saludos
Cecilia
Cecilia, te comento que acabo de leer una nota que dice que está descompuesto el sistema que las mueve, parece que es complicado el tema. Te comparto el link, pero me parece que en el alojamiento tendrían que haberte comentado que no está funcionando. Yo vivo acá, y no sabía. Hace mucho que no ando por la Plaza del Centro Cívico. https://www.elcordillerano.com.ar/noticias/2021/11/13/120890-que-paso-con-las-figuras-de-la-torre-del-reloj-del-centro-civico
Gracias Ana por tu respuesta, estábamos hospedados en un Depto.
Pena no poder haberlos visto, ojalá lo puedan reparar y para otra visita podré verlos.