Las carreras de aventura están en alza. Un entrenamiento exigido, la indumentaria apropiada y un equipo completo, son algunos de los requisitos básicos para participar de las diversas pruebas que se realizan en la Patagonia.
La cantidad de participantes cambia año tras año, sumando nuevos adeptos, de los cuales muchos recorren el país entero en búsqueda de nuevos desafíos. Así es como muchos deciden correr la mayor cantidad de etapas posibles. Quienes cumplen con todas ellas, pasan del caluroso norte desértico argentino al tupido bosque helado del sur.
Quienes organizan algunas de estas pruebas comenzaron a limitar el cupo de participantes, debido a su constante evolución y crecimiento. Las normas de seguridad son fundamentales y deben mantenerse cubiertas en todo momento. Esto hace que los directores de las competencias opten por resguardar la integridad de cada uno de los corredores.
La Patagonia se presenta como un escenario ideal, un capítulo infaltable en la breve historia de las carreras de aventura. Allí no hace falta crear obstáculos ni atracciones. Ya todo está incluído. Los bosques amparan sendas que conducen a los amantes del deporte y la naturaleza a lugares increíbles, mientras que la fría crudeza de los lagos presenta una de las mayores dificultades a enfrentar.
Solos o en equipo, los participantes se lanzan a recorrer los espacios más bellos de un entorno que se impone con una naturaleza memorable. Se sufre y se disfruta. El continuo esfuerzo guarda en su interior el calor de una recompensa inmediata, que poco tiene que ver con la línea de llegada.
Estos ingredientes poéticos pueden resultar ser sumamente duros, y esa es justamente la combinación ideal que requiere una carrera de aventura. Locales y foráneos, amateurs y profesionales, hombres y mujeres, chicos y grandes. Todos y cada uno de ellos sienten el mismo entusiasmo.
Están las que duran varias horas o días, las que siempre tienen sponsors y las que los necesitan con frecuencia, las que cruzan la cordillera mediante diversas disciplinas y las que le dan la vuelta a un lago por caminos disímiles. Están las que unen refugios, volcanes, provincias o simples puestos de control, las que precisan de asistentes y las que no. Lo bueno de todo esto es justamente la variedad con la que se presentan estos retos. Se pueden seleccionar las carreras de acuerdo a las facilidades y gustos de cada uno, creando un recorrido o prueba a medida.
Todas ellas son el resultado de la organización promovida por una importante oleada de personas que decidieron dar espacio a este tipo de eventos. Algunos de ellos combinan distintas disciplinas, mientras que otros se concentran en una sola. Pero sus cualidades son casi siempre las mismas y todas ellas comparten un denominador común; el amor por el deporte y la naturaleza.
¿Y qué mejor lugar que la Patagonia para aplicar dicha combinación?