La Casa de Muñecas y Relojes se encuentra en el km. 23.4 de la Av. Bustillo en Bariloche.
Beatriz Mugnani se dedica desde pequeña, a armar y pintar muñecas. Los relojes que fabrica Conrado De Monte son de madera y su maquinaria es importada desde Alemania. Existe una gran variedad de muñecas/os de porcelana, de distintos momentos históricos y países.
En un cálido bungalow cuyos ventanales dan al lago Nahuel Huapi, la familia De Monte se dedica desde 1985 a la fabricación de muñecas de porcelana y relojes de madera. Un trabajo artesanal, de esos que no se encuentran con frecuencia.
La Casa de Muñecas y Relojes es una invitación a un mundo mágico, un regreso a la niñez…aquella que cada uno tiene escondida en su interior. Uno se sumerge en el sonido acompasado de los relojes, en un entorno pleno de pequeños personajes que parecen cobrar vida, como en el cuento infantil, invitando a cada visitante a unirse al juego.
El trabajo es netamente familiar: Beatriz Mugnani se encarga de moldear las muñecas, diseñar su vestimenta y pintarlas cuidadosamente, hasta el mínimo detalle, con la frecuente ayuda de sus hijas Lía y Eileen; su esposo, Conrado De Monte, diseña modelos de relojes y los fabrica. Juntos discuten los bocetos, participando directa o indirectamente en cada etapa creativa.
“Hice muñecas y pinté desde chiquita. De niña a mí y a mis hermanas nos vestían como muñecas en los carnavales. Ya de grande comencé con muñecas del período victoriano investigando mucho. Después ampliamos la gama y empezamos a trabajar con soldados argentinos y extranjeros, siempre con documentación”, comenta Beatriz.
Los relojes que realizan son electrónicos y mecánicos y su maquinaria es importada de Alemania, donde se fabrica el péndulo y los cuadrantes según el modelo. El mayor encanto de estos relojes son los sonidos, que varían según toquen sobre campanas, martillos o tubos. Cada pieza es tallada y pintada a mano con aves y flores del Parque Nacional Nahuel Huapi o paisajes de Bariloche.
“Hay ganas de mostrar lo propio y bien”, destaca Mugnani, y enseguida reconoce:
La paisana Argentina fue la última que hice porque era la que mejor quería que salga
Beatriz es pintora, al igual que sus hijas, y se ha especializado en retratos. Su esposo, ingeniero químico, heredó el oficio de relojero de su bisabuelo.
A lo largo de estos años han creado 40 modelos de muñecas de porcelana, piezas únicas de colección. Las hay fijas, articuladas, y de tamaños muy variados: desde cuatro cm. hasta un metro. Los relojes también son fabricados de distintas dimensiones, pueden ser de un cuerpo o dos, con la maquinaria a la vista o no.
Entrar a la Casa de Muñecas y Relojes es la excusa de los grandes y el capricho de los chicos, zambullirse en un mundo de fantasías y dejarse llevar…
¿Desde cuándo existen las Muñecas?
El origen de las muñecas puede atribuirse a etapas muy tempranas en la historia del hombre. En Europa las primeras datan de la época de los romanos, destacándose una del siglo IV encontrada en España, hecha de marfil, de 23 cm., con brazos y piernas articuladas.
Con el correr del tiempo, las mismas fueron variando en formas, dimensiones y materiales. Podían ser fabricadas en madera, barro cocido, marfil o cera.
A mediados del siglo XIX surgieron las muñecas con cara de porcelana, las cuales eran utilizadas para presentar los modelos de moda a las damas pudientes, en una época en la que no existían ni las modelos ni los desfiles. Francia, Alemania e Inglaterra llevaron la punta en el desarrollo de este tipo de muñecas, poniendo gran esmero en su vestimenta, a base de encajes y finas telas. Hoy en día son objetos muy valiosos, buscados por coleccionistas del mundo entero.