Spinning
Spin, en inglés, significa “girar”: eso es precisamente lo que hace un señuelo bajo el agua, imitando los movimientos de un animal vivo para atraer a las truchas y salmones.
La técnica del spinning consiste en lanzar un señuelo de cierto peso y recogerlo con la velocidad adecuada, de manera de simular un pequeño pez que hace las veces de una excelente carnada artificial. Algunos señuelos son tan perfectos que imitan los movimientos de un pez herido.
El equipo utilizado es más liviano que en la modalidad trolling: una caña flexible provista de un reel frontal, con un sedal más o menos delgado que permite hacer lanzamientos a mayor distancia y precisos. Los señuelos más comunes son cucharitas de distinto peso, tamaño y forma, y los caimanes, de forma tubular.
Este tipo de pesca requiere de habilidad en el manejo del equipo, especialmente si la pesca se hace en ríos o arroyos. El pescador debe ser capaz de lanzar señuelos con mucha precisión en cuanto a dirección y distancia.
En muchos cursos de la región, tanto en la estepa como en la montaña, suele añadirse una dificultad adicional, debido a la frecuencia con que se encuentran árboles que se inclinan sobre el agua, bajo cuya sombra se refugian los peces. En muchas ocasiones es necesario hacer lanzamientos debajo de estos árboles evitando sus ramas o troncos sumergidos.
Además, el pescador debe ser capaz de utilizar las distintas velocidades de la corriente en su tarea de atraer a los peces con el señuelo.
Los lagos, ríos y arroyos resultan los ambientes más atractivos para su práctica. El pescador estudia las costumbres de los peces mediante lo que se denomina la “lectura del agua”, y procura conocer con cierta precisión los lugares de refugio de las truchas, o su localización, según las corrientes.
A diferencia de la pesca de espera con carnada natural, en la que el pescador aguarda a que llegue el pez en un solo lugar, el spinning consiste en recorrer el curso de agua, investigando en cada pozón o cada correntada, haciendo dos o tres lances en cada lugar.
Trolling
El trolling es la pesca de arrastre de señuelos desde una embarcación impulsada a remo o motor.
Los señuelos utilizados para esta técnica se llaman “caimanes”, piezas de plástico o de madera con forma de peces, de gran efectividad por su forma y vivos colores. En ocasiones están formados por partes articuladas. Hay algunos modelos con luces en su interior cuyo uso no está permitido en las áreas naturales protegidas y además son antideportivos.
El pescador engancha el señuelo en el sedal y lo arroja al agua. Con la embarcación en marcha, deja que éste se aleje, mientras libera el carretel. Cuando el señuelo se encuentra a unos 50 o 60 metros, lo traba para que la tracción del avance de la embarcación haga “trabajar” al señuelo, es decir, comienza a girar.
Si el caimán no se enreda, produce un cimbrado característico en la punta de la caña. Los mejores resultados se obtienen recorriendo la costa de los lagos sobre el “veril”, donde comienza la zona profunda.
Normalmente, la pesca embarcada se hace entre tres personas. Dos pescan con la modalidad trolling y un tercero, desde la proa, hace lanzamientos hacia la costa con cucharita o con mosca. El que conduce la embarcación es uno de los que “arrastra”, y quien debe regular constantemente la velocidad, para que los señuelos trabajen de manera adecuada, además de controlar la distancia a la costa, a fin de evitar los enganches en el fondo. Cuando se produce un pique se debe detener el motor y todos los pescadores deben recoger sus anzuelos para evitar molestos enredos.
Un aparato utilizado en esta técnica es la bola. Consiste en una esfera de acero a la que se engancha el sedal, que se sumerge a una profundidad que puede ser especificada por el pescador, a fin de adecuar la pesca a las características del curso de agua.