Recorriendo los márgenes del lago Gutiérrez y lago Mascardi, atravesando el puente del río Manso, se llega a Pampa Linda. En el horizonte, se levanta el cerro más alto de los alrededores de Bariloche y el único que permanece blanco durante todo el año debido a los glaciares que posee en su cumbre: el cerro Tronador.
Este imponente cerro debe su nombre al ruido que producen los desprendimientos de hielo en sus glaciares, que se asemeja al de los truenos. Su sola presencia deja boquiabierto a quiénes se regalan un momento de su vida para contemplarlo. Este volcán geológicamente inactivo de casi 3500mts. de altura sobre el nivel del mar, es el escenario perfecto para quienes son amantes del trekking, la aventura y la observación de la flora y fauna patagónica.
Ahí estábamos mi compañera y yo, parados atónitos en el campamento donde haríamos base, Los Vuriloches. Mirando esa inmensidad, cual niños pegados a la vidriera de una juguetería. Pero antes, hay que prepararse. Lo primero, hacer el registro de trekking obligatorio (se hace online desde este link). Lo segundo, armar la mochila. Difícil tarea visto y considerando que lo ideal es andar liviano. Solo lo indispensable. Muda de ropa, abrigo, un chocolate para la noche (bueno tal vez eso no sea tan indispensable… o bueno, si), mucha agua, frutos secos, frutas, gorra, protector solar, el anafe (recordemos que está PROHIBIDO HACER FUEGO y solo se permite el uso de calentadores a gas). Y por supuesto, bolsa de dormir y carpa. En este link te damos algunos tips sobre que poner en la mochila. Ah! y un dato importante, todo lo que va con nosotros, vuelve con nosotros. Y eso por supuesto incluye la basura que vayamos a generar. Asique siempre está bueno llevar bolsas para este propósito.
La aventura está a punto de comenzar
Ahora si, en la puerta del camping Los Vuriloches, con la mochila cargada y la ansiedad en su punto límite, comenzamos el ascenso a la laguna Ilón. “La primer parte es la más difícil, pero después es un paseo de Domingo” “De última van haciendo pan, queso, pan queso” fueron las palabras motivacionales de Lucia y Anetta, quiénes nos recibieron sonrientes y dispuestas a darnos todas las indicaciones necesarias. Con esas palabras grabadas en la mente, partimos. La primer parte (y bueno, la parte del medio también se podría decir) uno se pregunta… ¿por qué tome esta decisión y no me fui a la playa a tirarme cual lagarto al sol? ¿POR QUÉ? Pero en este duro aprendizaje hacia la cima, nos encontramos con paisajes dignos de mil fotos y suspiros que lo dicen todo, que responden al por qué. Y también, por suerte, nos encontramos con quienes bajan y pronuncian las palabras mágicas: “Falta poco! Es esa parte y después se termina la subida”. Era todo lo que necesitábamos saber para continuar.
Por fin, la recompensa!
Y así fue. Tal como nos habían dicho, de pronto la subida deja de ser subida, la respiración vuelve a su ritmo habitual (bueno… casi) y nos adentramos en un bosque de lengas, pájaros carpintero, flores de todos los colores, y aromas que llenan el alma y los pulmones con el aire más puro que se puede encontrar. Son casi 3km de caminata por este bosque de ensueño cuando por fin, la recompensa final después de 3 horas de caminata y 800mts. de desnivel: La hermosa laguna Ilón, custodiada por el imponente cerro Tronador. Y aunque parezca increíble, la temperatura del agua en esta laguna, es muy agradable. No vamos a decir calentita, porque bueno… no lo es. Pero sin dudas, revitaliza el cuerpo después de un chapuzón en sus aguas calmas. Y de paso nos quita la capa de tierra, prueba fehaciente e indiscutible de la aventura que acabábamos de realizar.
La “Yapa”
Armamos la carpa y no conformes con lo logrado, decidimos subir a “La Mirada del Doctor”. Está a una hora del refugio de la laguna y tiene un desnivel de 250mts. El tiempo estimado para su recorrido es de una hora (ida), y al llegar, nos encontramos con un mirador que es casi imposible describir con palabras, simplemente no alcanzan. Es un lugar para sentarse el tiempo que haga falta y observar con ojos de cóndor el Lago Frey y el brazo Tristeza.
¿Hotel 5 estrellas? Mejor de un millón de estrellas!
Empachados de tanta majestuosidad, volvemos al campamento de la laguna. Ahora, lo único que pensamos es en reponer toda esa energía bien puesta. Anafe, ollita, comida reconfortante y a descansar envueltos en el silencio absoluto de la montaña, donde no hay autos, motos, barcos ni nada que pueda perturbar la tranquilidad de este increíble lugar. Salvo por los “truenos” que esporádicamente, el Trona hace sonar recordándonos dónde estamos.
Que mágico es despertarse en un lugar así! Tomarse un café o unos mates sentado en la playa, todavía medio dormido. La laguna quieta, “planchada” y el humo del café sobre la cara mientras el primer sol de la mañana nos da un poco de calor. Nada más se puede pedir.
El descenso y la mejor milanesa con puré
El descenso es muy distinto a lo vivido en la subida. Ahora toca casi todo bajada. Las que sufren un poco más, son las rodillas, pero nada nos apura y como dice el dicho, el camino es el destino en si. Y después de casi 3 horas, 50 millones de fotos, un poco de granola y algunas palabras de aliento para quienes subían (en la vida todo vuelve), llegamos de nuevo al campamento base en Pampa Linda. Cansados pero felices. Y con un hambre voraz. Milanesa frita con pure de papas, guiso de lentejas, pan de carne, fideos con estofado son solo alguno de los platos que ofrece el camping. La calidez se respira en el ambiente. Se siente como en casa, siendo parte de una familia ensamblada por quienes están de paso, quienes trabajan en el lugar y quienes acampan en el lugar. “La Tere”, quien con mucho esfuerzo, amor y una admirable paciencia lleva las riendas de este lugar, nos trae a la mesa dos milanesas con puré difíciles de igualar. Ni hablar de los postres, que ameritan un capitulo aparte.
Y obvio, nos quedamos a acampar. El lugar es hermoso. Cargado de historia y de historias personales. Un campo verde donde liebres, cauquenes, vacas y caballos se pasean por el lugar, su hogar. Dentro del predio hay varios paseos para hacer, pero ya empachados de caminar, no quedaba más que tirarse al pasto a descansar con la vista fija en los cóndores que sobrevuelan el lugar. Por la tarde, una linda ducha con agua calentita, algo rico de comer y al al sobre a descansar.
Un adiós o mejor dicho, un hasta luego
Al día siguiente, más que conformes con lo vivido, decidimos emprender el regreso. Con una sensación extraña entre felicidad y nostalgia viendo como se aleja el Tronador por el espejo retrovisor. “¡Volvamos más seguido!” dijimos al unísono. Sin dudas, así será.
Pero las fotos, los videos, las risas, el cansancio y las incontables sensaciones vividas, no se van. Esas se guardan en la memoria. Y si, volvamos más seguido respondí. Así como la laguna Ilón, hay muchos caminitos, cascadas y otros refugios para encandilarnos la vida una vez más.
Por último, datos a tener en cuenta!
- El camino hacia Pampa linda tiene horarios de subida y de bajada. A partir de las 10.30hs y hasta las 14hs, solo se puede subir. De 16hs a 19.30hs, solo se puede bajar.
- Para acampar en laguna Ilón, es necesario hacer reserva previa desde su página web: click aquí
- Todo lo que sube con nosotros, baja con nosotros. Eso incluye los residuos que podamos generar.
- El camping “Los Vuriloches” en Pampa linda, cuenta con servicio de baño, ducha, zona de acampe y restaurant. No se toman reservas, es por orden de llegada.
- Al ser parque nacional, no se permite el ingreso de mascotas. Sin excepciones.
- Si necesitas contratar el servicio de traslado hasta Pampa Linda, podes hacerlo en este link
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