Entrevista a la fotógrafa Alejandra Bartoliche, más conocida en Bariloche como “la tana”.
Si hoy es nuestra responsabilidad la oportunidad de convertir todo lo que hagamos y lo que dejemos de hacer en herramientas para construir formas de comunicación que recuperen su sentido (establecer relaciones), ahí están las fotos de la tana, creando un lazo.
En momentos en que los medios comerciales de comunicación ya no viven de los relatos que publican, sino de aquellos que ocultan, las fotos de la tana dicen mucho. A veces, más que las notas periodísticas que las acompañan.
La tana llegó a Bariloche en 1993, y se ubicó con su familia a prudente distancia del centro, en la zona de Lago Gutiérrez.
–“Me cansé de Buenos Aires, aunque me encanta Buenos Aires… ¿Porqué me puede este lugar? Porque me gusta este lugar… yo todo los días al ir a trabajar puedo mirar el lago… y pienso en otra gente amontonada en el subte…”
-“Caí en una región en la que ‘ja ja la nieve’, pero Bariloche también tiene por ejemplo la línea sur (los caminos que van hacia el oeste cruzando la estepa) y ahí la luz es muy particular…La línea sur es muy atractiva desde lo fotográfico, sobre todo pienso en la luz después de la lluvia, la luz tiene unos brillos y unos rebotes muy especiales, a veces flúo, es algo muy hermoso…”
-“Soy fotoperiodista y soy fotógrafa. Como fotoperiodista trabajo la noticia, la actualidad, trabajo en un par de medios, y dentro de lo que también es el fotoperiodismo me gusta mucho el tema documental, soy de plantearme algunos escenarios y trato de desarrollarlos fotográficamente, por ejemplo los pibes del alto, la escuela de Clemente Onelli, cosas que tienen que ver con el documentalismo y lo social, porque creo en esa utilidad del documentalismo, el documento social, que es por lo que yo empecé a sacar fotos. Y como fotógrafa es simple, si veo una imagen que me gusta saco la foto, tengo la técnica y la hago”.
Estamos en los tiempos de la modernidad líquida, caracterizada por la fluidez del poder, donde saber es entender que hoy se sabe poco y nada. Sabiendo que la información puede inflar el valor de las cosas, preguntemos una vez más: ¿Qué tipo de información es la imagen?
Parados en el 2007, sentados en la proyección de la sociedad del espectáculo, integrados a la cultura de la imagen, hemos visto que, en esta época, si nos referimos a los impactos y procesos, era cierto aquello de que “una imagen vale más que mil palabras”. Porque no es cierto en lo abstracto, en el desmenuzamiento de la frase si la filosofía va al hueso. Pero sí es cierto en la cantidad, en la repetición, en cosas como fotos, en la mayoría de los casos, en la cosificación de las mayorías.
Cada quien debe poder construir su propio relato del presente. Y las fotos de Alejandra nos pueden ayudar.
El marco de este análisis recuerda que hay notas que no se publican si no hay foto.
Y el marco también es el de un periodismo que sigue la corriente, que simplemente cumple con lo que le piden. En ese marco, los fotoperiodistas (algunos de ellos, simples periodistas sin formación como fotógrafos, pero con camarita digital en la mano, haciendo dos trabajos en uno) apenas si toman un mínimo registro del evento (por lo general una conferencia de prensa, un acto oficial, un choque) y así “ilustran” la nota, cumpliendo con un mandato mínimo: la foto para el texto.
El trabajo de Alejandra tiene otro tipo de conciencia: Que la foto cuente, que la foto transmita, que la foto diga algo, relacionado con el hecho central, algo que quizá no está escrito en la nota. Una manera de sonreír, la postura de las manos, un fuera de foco, una composición, un par de ojos cerrados, un cuchicheo… son muchas las imágenes que pueden decir lo no dicho.
Y ése es el mandato autorrecomendado, la idea latente o explícita en cada click: decir lo no dicho, mostrar lo que no estaba en foco, o darle un nuevo enfoque, o un enfoque personal. Porque la tana sabe que ella es ella, que no representa a nadie. Su trabajo no imita pero tampoco es un ladrillo en una pared. Fragmentos del momento histórico, documentos que vistos solamente desde el hoy cotidiano parecen valer muy poco, ahí están los archivos jpg. Y la tana que se levanta temprano para ir a abrirnos el ojo un día más.