Volar, sentirse absolutamente libre y esencialmente ligado a las leyes de la naturaleza, parecen ser algunas de las causas de quienes se dedican con fervor a este deporte.
Deporte, Ciencia y Arte al servicio de un Sueño
Así como en los sueños, tanto en la Mitología como en la Edad Media aparecen figuras aladas que proponen separarse de la tierra para levantar vuelo, imitando a los pájaros, cuestionándose sobre otros modos de moverse en otra dimensión.
Leonardo Da Vinci, posiblemente inspirado en la estética del vuelo y con su afán científico, consiguió llevar adelante algunos ensayos basándose en la morfología de los pájaros pero no logró más que algunas experiencias de planeamientos breves e inestables. Recién en 1796 el inglés Sir George Cayley inaugura un camino diferente estudiando la fuerza que ejercen los vientos sobre una superficie plana. Él formuló los primeros fundamentos de la aerodinámica y con esta óptica, construyó el primer aeroplano que era subido a lo alto de una colina, o era remolcado por un hombre corriendo sobre un terreno llano, logrando ciertas elevaciones, pero al no poder comandar el movimiento, todos sus experimentos terminaban en una caída sin control.
Más tarde, investigaciones más avanzadas y la inclusión del motor dieron origen a la aviación comercial pero fue después de la Primera Guerra Mundial, en 1919 y como consecuencia del Tratado de Versailles que restringía la producción de armamentos, que en Alemania nace una nueva generación de planeadores que ya cuentan con diseños más modernos, remolcados por aviones a motor de los que luego se separan . Durante la Segunda Guerra Mundial éstos fueron utilizados, por ejemplo, en un famoso rescate de Mussolini. Con la consabida relación de los paises europeos con la Argentina, los planeadores llegan muy poco después y en el año 45 se instala en el país una actividad deportiva reconocida mundialmente.
Nacen así en diferentes provincias Clubes que reunen a los amantes de la aventura de volar sin más ruido que el viento y entre ellos, rodeado de las montañas patagónicas, con todo su cielo a descubrir en compañía de los cóndores, el Club de Planeadores Bariloche fue fundado en el año 1954 por un grupo que se separa del Aeroclub local con el afán de especializarse en un deporte que tiene la pasión de toda actividad deportiva unida al conocimiento científico de las leyes físicas y al arte de poder manejarse con ellas.
Este Club, junto con el de San Martín de los Andes, es uno de los más australes de la Argentina y por su posición geográfica cuenta con inmejorables condiciones. El grupo está constituido por alrededor de cuarenta socios unidos por un espíritu amateur que los ha preservado de toda ambición de lucro. Actualmente cuentan con un Foka (planeador que fue Campeón mundial en el año 63 en Polonia, único en el mundo aún en vuelo), un Ka6, un Jantar, un Blanik y un avión remolcador biplaza para instrucción. Todos los sábados se reunen en su sede y ofrecen vuelos de bautismo. De acuerdo a las normativas de la Fuerza Aérea Nacional, funciona una Escuela Oficial de Vuelo, donde sus instructores matriculados dictan cursos que habilitan para lograr la licencia correspondiente. Todos sus socios son pilotos y contribuyen al sostenimiento de la institución.
En los últimos años ha aumentado sensiblemente el número de extranjeros que llegan con sus planeadores desde Europa por el placer de experimentar en la región y de alcanzar records internacionales de permanencia y altura.
El 30 de Octubre se cumplen 160 años del cruce de la Cordillera por un convecino de Adolfo Gonzales Chaves. Creo que vale la pena recordarlos.