La Trochita

Donde todo parece ser no más que grandes extensiones patagónicas, el único sonido que trae el viento es el anuncio del viejo tren que se aproxima sin perturbar la paz de las ovejas ni de las manadas de guanacos y ñandúes. El humo negro de su locomotora dibuja nubes que se pierden en el cielo, integrándose al paisaje.

Si bien algunos lo conocen como el “Viejo Expreso Patagónico”, basándose en el título del libro de Paul Theroux publicado en 1978 donde narra su viaje en tren desde Boston hasta Esquel, realmente es el diminutivo afectivo “La Trochita” el verdadero nombre con que la bautizaron quienes la construyeron y fue conservado por los pobladores de la región para quienes significó el único medio de transporte en una zona muy difícil de transitar, principalmente durante las nevadas.

Un poco de Historia…

Su construcción se inició el año 1922 y su vida estuvo atravesada por las diferentes situaciones políticas y económicas de la República Argentina y por supuesto del mundo del siglo XX. En 1945 se realizó el primer viaje uniendo las localidades de Ingeniero Jacobacci y Esquel. Durante los años comprendidos entre 1993 y 1995 el servicio fue interrumpido y actualmente es posible reeditar la experiencia en un trayecto que une la ciudad de Esquel y la localidad de El Maitén, trasladando a gente de la zona, turistas y alguna carga, y en un circuito turístico de 15 kilómetros entre Esquel y la estación Nahuel Pan, cercana a la Ruta Nacional 259.

La historia de los ferrocarriles del sur del país, con una mapa desconectado, con diversos tamaños de trocha, dan una fotografía fidedigna de las vicisitudes de todos los pequeños pueblos que fueron creciendo a largo de las vías del tren, habitados por lugareños y por casi un millar de obreros macedonios, griegos, croatas, búlgaros, turcos, hindúes, ucranianos, polacos, etc., que llegaron para trabajar en su construcción, organizados en cuadrillas independientes según el tramo asignado, que posteriormente enraizaron sus familias en estos parajes, sumando sus costumbres de lejanas tierras. Durante muchos años sus vagones de carga transportaron la lana de sus ovejas, cueros y ganado en pié, llegando en sus mejores épocas hasta 25.000 toneladas por año, con hasta tres servicios diarios.

Todo este movimiento generado en virtud de su existencia fue desarticulado al suspenderse el servicio. Así como estos pueblos se fueron armando con la posibilidad cierta del trabajo, fueron despoblándose con la partida de sus pobladores hacia otros centros.

Trocha Angosta, Corazón Grande

La Trochita es un tren a vapor que utiliza una vía férrea de trocha angosta, de tan sólo 75 cms de ancho, la menor medida que debe tener para poder denominarse ferrocarril según las normas internacionales. La velocidad máxima es de 60 km./h pero las condiciones de las vías exigen que no superen los 45 km./h. . En sus primeros tiempos sus calderas eran alimentadas a carbón y después de la Segunda Guerra Mundial fueron convertidas a Fuel Oil y más tarde se comenzaron a utilizar combustibles menos densos. Siendo máquinas a vapor, es muy alto el consumo de agua; se necesitan aproximadamente 100 litros por km, lo que significa que deben partir con una carga de 4.000 lts. para recorrer unos 40 kilómetros. Debido a la carga que esto implica, el tren se reaprovisiona en bombas de agua especialmente distribuidas en el recorrido, siendo una oportunidad para que los pasajeros puedan tener un contacto más directo.

Tanto las locomotoras como los vagones de carga y los de pasajeros son del año 1922, mientras que el coche comedor y algunos de primera clase, fueron construidos en los 60. Los mismos pasajeros van alimentando con leña las salamandras que están en los vagones, ayudando a levantar las bajas temperaturas típicas de la Patagonia, interactuando con los habituales viajeros locales.

Los talleres centrales están en El Maitén y en ellos la creatividad logra subsanar la carencia de repuestos originales. Continuamente llegan turistas de todo el mundo con el afán de conocer La Trochita y hacer propia la experiencia de circular por este tren, mientras a través de sus ventanas observan sorprendidos el despliegue espectacular de la naturaleza.

Amores que son acciones

La Trochita cuenta con muchísima gente que aspira a su sostenimiento por su valor histórico, estético y fundamentalmente social.

La Asociación Amigos de La Trochita con sede en Esquel, está constituida por un grupo de amantes del viejo ferrocarril, muchos viejos y actuales ferroviarios que habitan la región desde Esquel a El Maitén y hacen todo lo posible para apoyar su subsistencia.

También desde Bariloche, el Círculo de Amigos de La Trochita viene haciendo sus aportes. La edición bilingüe del libro La Trochita, escrito por Sergio Sepiurka y Jorge Miglioli, un trabajo de investigación y recopilación, con hermosísimas fotografías, constituye un material imperdible para conocer sus secretos.

El Museo Ferroviario en Jacobacci muestra las piezas del pasado. La Fundación Germán Sopeña, expresando el enorme interés que tuvo el desaparecido periodista, gran entusiasta por la Patagonia y por sus trenes, impulsa acciones en el mismo sentido.

Círculo de Amigos de La Trochita

Son un grupo de pilotos de aeroplanos que se reunen en el Club de Planeadores de Bariloche. La cercanía con este medio nos dio la posibilidad de conocerlos más íntimamente y resonando con su pasión les dedicamos un espacio especial.

Desde el año 97, Edgardo Dursi (ex comandante de Aerolineas Argentinas), Juan Carlos Frattini, Angel Dal Pont, Esteban Lafosse, Teodoro Delorme, Hugo Jung, Julio Migoya, Gabriel Sanchez, admiradores de aquel hilo delineado por las vias del ferrocarril que veían desde lo alto, acondicionaron una zorra abandonada que les prestara el Servicio Ferroviario Patagónico (SEFEPA). Le pusieron un motor, fabricaron asientos, y con ella recorren el tramo que une la estación de Cerro Mesa, en Río Chico, con la de El Maitén, con la misión de promover y colaborar, reparando lo que está a su alcance, salvando del olvido piezas que hoy en día son irremplazables y acercando a los lugareños alguna ayuda. Los fines de semana se los puede ver, revitalizando lo que fue el eje alrededor del cual creció gran parte de la Patagonia Argentina.

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