Quienes vivimos en la región de los lagos del Sur Argentino tenemos el enorme privilegio de ver hermosísimos paisajes simplemente abriendo las ventanas de nuestras casas o conduciendo nuestros automóviles por el camino a nuestros trabajos.
La escenografía en la que pareciera que vivimos cambia día a día: el sol se esconde tras una nube y todos los colores cambian, el viento patagónico interpreta diferentes timbres.
A continuación compartimos un relato que nos cuenta lo que vieron otros ojos, llegados desde la ciudad para disfrutar de una travesía en bicicleta y la naturaleza.
Mountain Bike: de Argentina a Chile
{Estefano Ivaldi, 43 años}
Es 15 de Marzo, estamos alojados en Villa La Angostura y puse mi despertador 6am a las órdenes de lo que será la primera etapa de esta travesía por la Cordillera en bicicleta. Usualmente uno planea este tipo de vacaciones con tiempo, pero yo lo decidí sobre la marcha y sólo bastaron algunos e-mails de ida y vuelta con los guías para setear detalles, hacerles algunas preguntas técnicas y poner este despertador del que les hablé. Vehículo de apoyo, comidas, asistencia mecánica, alojamientos, equipo de camping para la última noche y todos los detalles de la hoja de ruta estaban ya previstos.
6:20 y veo por la ventana de la hostería al guía, Carli Garay, que está terminando de controlar las cinco bicicletas que cargamos anoche en la baca del Land Rover que nos llevará hasta el punto de partida (San Martín de los Andes) y nos transportará los petates en la cruzada. Miro a mis compañeros ya vestidos como personajes del Giro de Italia, les muestro socarronamente mi atuendo acebrado del campeón del mundo, y a las carcajadas empiezo a divertirme y a disfrutar de lo que será un viaje diferente que me sacará de encima un largo año de oficina.
La hora y media de viaje entre esos bosques milenarios y los 7 lagos, espejos y rosados por el amanecer, la aprovechamos para hacer otro desayuno abordo que ofrecieron los guías . Café con una torta 80 golpes que me hizo acordar a mi abuela! y de paso conocernos con Mariana (chofer y mujer de Carli) y Carli (nuestro guía mtb),, contarnos anécdotas, experiencias ciclísticas anteriores, viajes, gustos, trabajos, familia etc.
Llegamos a San Martín de los Andes y “se acabó lo que se daba” (textuales palabras de Marianita), aquí se empieza a pedalear y por 250km no deberíamos volver a subirnos a la camioneta salvo para buscar abrigo, bananas, agua o máquina de fotos. Para posponerlo por cinco minutos, Carli nos dio una buena vuelta regulando por el centro del pueblo y costanera para tres de nosotros que no conocíamos este famoso pueblo.
Eran casi las 9, y con mi casco puesto, en una mañana radiante de sol nos despedimos de la chofer y encaramos entusiasmadísimos y haciendo piruetas a lo niño la cordillera rumbo a Chile. No soy de hacer viajes de aventura, es mi primera vez y no quise saber mucho, de modo que todo me resulta sorpresa como cuando salimos y Carli nos dijo que tendríamos que poner un ritmo alegre al pedaleo a fin de no perder la barca que atraviesa el lago Pirihueico en el único horario de las 3pm .Nos separaban de este casi 65 Km. en desnivel y el trámite de aduana.
El aire fino y seco patagónico tan distinto a la humedad de mi ciudad, el silencio absoluto, la vista larga, y el horizonte tan amplio, todo es tan relajante que me siento eufórico y me sobran las energías para cualquier desafió. Con la trepada me llega sangre a todos mis músculos, nada me resulta lejos y por fin disfruto de mis rutinarios meses en el gimnasio!
La etapa es cambiante, tuvimos trepadas y largos descensos que sirvieron para correr un poco!. Carli sugería prudencia aunque fue él el primero en tirarse como el águila colombiana a más de 50km por hora! en ese sig sag de curvas, sólo se escuchaban los alaridos de los chicos que hacían eco en el bosque corriendo carreras. Al final y sanitos tuvimos que volver a poner la corona chiquita (o la “ley Cavallo del uno a uno” como le llamaba Marianita…) para pagar los bajado. En los Andes todo lo que sube baja y viceversa, los descensos son muchos y muy divertidos, pero se pagan con cada metro de subida y lo pude comprobar.
Por suerte, y a modo de oasis, después de dos horas nos esperaba el vehículo en una playita con jugo, torta, mate, barritas de cereales y bananas. A medida que pasaban los días, la presencia de Mariana en el camino se asociaba a todo lo que uno podría necesitar, llegamos a encontrarla “casi por casualidad” después de una trepada sanguinaria, desesperados de hambre y descanso, en medio de la selva valdiviana con una mesita con mantel rojo acuadrille en donde había melón con jamón, queso, panes, palta y tomate, salamines, sopa caliente, en fin…a veces la camioneta parecía una visión producto del cansancio…pero eran siempre espejismos hechos realidad.
Después de los trámites aduaneros pertinentes estábamos en Chile! el acento cantado de los carabineros y el misterioso cambio de paisaje lo corroboraba. Unos 40 minutos más y llegaríamos al lugar de embarque. Ahí estaba, una vez más la camioneta con nuestro almuerzo listo! chapuzón en el lago frío y a almorzar.
Luego del embarque de todos los vehículos a la Barca Panguipulli, zarpamos adentrándonos en el Lago Pirihueico que surca un largo valle de hora y media de navegación A la llegada a Puerto Fuy, pequeñito pueblo encantador a las orillas del lago nos recibe el imponente volcán Choshuenco con sus glaciares a la vista (a pesar de los 28 grados).Es increíble como el día va tomando giros y la navegación hasta este pueblo arrinconado por la naturaleza le ha dado un condimento aventurero.
Aún a 11km del destino, hace calor y aprovechamos a darnos otro chapuzón en el lago con la vista al volcán. Más frescos encaramos los últimos Km. a donde nos esperaba una típica posada chilena con cena casera: caldillo, primer plato, ayuyas y una agüita!
Es la primera etapa y siento que ya hace días que salimos! Ansiosos esperamos la segunda etapa que promete la llegada a termas naturales al aire libre!
No tan temprano como sugirió Mariana (dormimos hasta las 8: 30!…las piernas acusaron recibo…) desayunamos y partimos a conocer el volcán y los saltos de agua en su base.
En la etapa dos, un encanto aparte, el paisaje se torna húmedo y la flora espesa, los caminos, siempre de ripio son angostos y varias veces esquivé arañas del tamaño de un alfajor que cruzaban de un lado al otro! (es la época según dicen los guías) El camino de cornisa va dejando el valle abajo y por momentos es como estar en medio de la selva. Después de al menos de dos horas de pedaleo, unos 30km, en un punto perfecto para la foto nos encontramos con Mariana que nos esperaba con barritas de cereal y aprovechaba para gatillar al volcán Villarrica que humeaba como en un dibujo animado. Post fotos y un descanso encaramos un largo descenso que sí hicimos despacio por el peligro a las pinchaduras o “llantazos”, ya que estaba sembrado de piedras en punta.
El valle de Liquiñe es tan verde como imagino las praderas de Austria, pero con un estilo salvaje, claro está. Los alambrados son de troncos apilados y las ovejitas negras de cabeza rapada hacen del paisaje el cuento de Heidi. Nos queda una hora de pedaleo pero Mariana al pasarnos nos alienta promocionando las termas. Nada más que decir y a disfrutar del esfuerzo que tiene recompensa!
Enmarcadas por montañas selváticas que suben a pique y el congelado río Liquiñe, las termas nos recibieron humeantes, y nuestra mesa de almuerzo en una galería contigua.
Qué puedo decir? Esa tarde fue la frutilla del postre, sin contar con la fiesta ranchera del pueblo a la que nos sumamos después de cenar.
La etapa tres significó volver a cruzar la cordillera por un paso diferente, y diría que de las cuatro, fue la más exigente. Ya cuando Carli aconsejó desayunar “bien” nos miramos y lo exhortamos a que nos diga la verdad…nos esperaba una mañana larga y la flecha de la hoja de ruta no apuntaba precisamente para abajo…
De todos modos, después de esa “tarde de romanos” que habíamos pasado el día anterior estaba necesitando ya que Carli imponga un poco de rigor! Y así fue, al llegar a Carabineros en la frontera les pregunté si no les hacía falta un ayudante…para poder quedarme ahí, a lo que el uniformado risueño respondió que lo peor no había pasado aún! 3 Km. más estaban marcados en la hoja de Carli con una calavera… a lo que acotó Mariana para dar un toque filosófico a la aventura: “sin sacrificio no hay satisfacción muchachos” Y con ese consuelo irreplicable, luego de los papeles, partimos a lo “Cavallo” para arriba.
Evoco aquí aquel almuerzo del mantel a cuadros rojos que nunca olvidaré…
De aquí en más (pareciera fácil), a la tercer etapa le faltaban 4 horas de descenso (en su mayoría) entremedio del bosque selvático más bonito que he visto. Les hablo del parque nacional Lanin (volcán que también vimos desde el camino).
Km y km entre millones de impenetrables cañas colihues, árboles milenarios, ruidos de pájaros, (vi varios Martín Pescador y el famoso pájaro Loco que camina perpendicular al piso), un río de lava seco, lagos, hasta llegar muy cansados…y lo debo reconocer, a la cabecera del Lago Currue a donde teníamos nuestras carpas y una merienda frente al lago que tampoco olvidaré. El lago espejo que de tanto en tanto mostraba la aureola del coleteo de una trucha, el calor y la adrenalina de la llegada hicieron que nos atrevamos a zambullirnos en las heladas aguas para festejar el día. El baño duró sólo 15 segundos!
La noche: fuego, pasta con verduras por la chofer y chef gourmet que resultó ser, vigilante de postre y muchas anécdotas y chistes del gracioso del grupo. La carpa después de tantos Km. fue como un cinco estrellas!
La mañana arrancó temprano con el ruido de los cierres de las carpas, y el desayuno tirando piedritas al lago fue el comienzo del último y gran día. Nuestro destino: San Martín de los Andes para lo cual debíamos recorrer todavía unos 70 km.
La altitud baja ya se demuestra en la flora, la vegetación se hace cada vez más petisa y amarillenta hasta llegar al coirón. Atravesamos un bosque de araucarias increíble y pedaleamos durante toda la mañana hasta el Lago Lolog a donde el espejismo del mantel cuadrillé se hizo otra vez realidad! El almuerzo lo alargamos más de lo previsto, sabíamos que lo que quedaba era el fin de nuestra aventura en Mtbike y nadie quería realmente dejar pasar tan rápido esos cuatro días juntos.
A las 4 pm llegamos, por la avenida principal, a nuestro punto de salida, San Martín! Después de 250km y cuatro días. Cargamos las bicis en la baca del Defender, nos pusimos la remera más limpia y fuimos a tomar una cerveza antes de emprender el transfer de vuelta.
El soberbio paisaje, el haber vibrado con el grupo de la misma forma la actividad del mtbike, el esfuerzo y la satisfacción de haberlo hecho , la calidez y buena onda contagiosa de los guías y esta imponente Patagonia hicieron de esta cruzada un viaje inolvidable.
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Perdona me. Hasta Puerto varas o Pucon
A mi me gostaria saber la empresa que hace el tour desde Bariloche hasta Santiago em bikes.
Gracias