La historia de San Carlos de Bariloche es rica en esfuerzos personales, cobrando un protagonismo indiscutido numerosos inmigrantes llegados desde el continente europeo. Otto Meiling es sin duda uno de ellos. Amante de la naturaleza, luchador y emprendedor, realizó valiosos aportes en el desarrollo de la actividad andinista en la región.
Nació en Wassertrudingen (Bavaria, Alemania) el 1 de junio de 1902 y fue gimnasta desde joven. Una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, decidió probar suerte en el sur americano, arribando al puerto de Buenos Aires el 5 de enero de 1924 a bordo del buque “Werra”. En la gran ciudad trabajó principalmente en la construcción.
Tal era su pasión por la actividad física que se asoció al Club Atlético Alemán y llevó a cabo largas y muy frecuentes caminatas desde Buenos Aires a La Plata ida y vuelta.
Su llegada a Bariloche
Tentado por los paisajes sureños que viera en revistas y folletos, Otto Meiling llegó a Bariloche el 9 de enero de 1930. En ese mismo año creó, junto a Hans Hildebrant, la primera agencia de turismo, “Hildebrant & Meiling”.
Asimismo se desempeñó como Jefe de Navegación en la Casa Capraro, en ese entonces la empresa más grande de Bariloche. Allí se ocupaba de vender los pasajes de barco y de cargar y descargar la mercadería.
Mientras tanto recorría largos trayectos por los cerros y valles de la zona. Fruto de sus exploraciones es la primera Guía del Nahuel Huapi y Parque Nacional del Sud.
Un día vio al médico Juan Javier Neumeyer, recién llegado a Bariloche, desplazarse en esquís por las laderas y las calles de la ciudad. Esto tuvo una muy buena impresión en Otto, quien en poco tiempo consiguió un par de esquís y aprendió el deporte, convirtiéndose años después en instructor.
Por esas casualidades de la vida, Neumeyer -que había ido a Europa para realizar sus estudios en medicina- llegó a la Argentina en el mismo barco que Otto. Pero no se enterarían de esto hasta muchos años más tarde.
Unidos por un interés compartido: la afición por la montaña, Meiling y Neumeyer forjaron una gran amistad. Y junto a Reynaldo Knapp fundaron, el 13 de agosto de 1931, el Club Andino Bariloche. Otto Meiling fue declarado el primer secretario, quien dio mucho empuje a la asociación. Se realizaban reuniones semanales y se organizaban actividades invernales.
La vuelta a Alemania
Luego de residir diez años en la Argentina, volvió a su Alemania natal para visitar a su familia y adquirir conocimientos técnicos que le permitiesen sortear los obstáculos naturales. En los Alpes llevó a cabo varios cursos y estableció contacto con el Club Andino Alemán.
Regresó a Bariloche provisto de una gran cantidad de materiales para continuar fabricando esquís, actividad que había iniciado con Herbert Tutzauer.
Grandes hazañas
El pionero alemán dedicó toda su vida a la montaña, realizando difíciles travesías y conquistando cerros. Fue el primero en ascender a las torres del López, Capilla, Cuernos del Diablo, cerros Navidad, Tres Reyes, entre otros.
Sin embargo, de todos los cerros de la región, el que más atracción ejerció sobre él fue el Tronador. Intentó numerosas veces escalarlo por diferentes vías sin éxito. Pero rendirse no era una opción para él, lo cual quedó claramente reflejado en su diario: “La falta de éxito es justo lo que a uno no lo deja descansar y estimula a repetir las tentativas hasta llegar a la cumbre anhelada”. Coherente con sus pensamientos, Otto alcanzó la cima el 3 de enero de 1939, y desde entonces, hizo cumbre en aproximadamente 60 oportunidades (contando las ascensiones al Pico Internacional y al Argentino).
Entre sus variados recorridos, el andinista realizó el cruce de la cordillera en canoa junto a los hermanos Vallmitjana, el hijo de uno de ellos y Hans Lauer. La gran proeza la llevaron a cabo en agosto de 1956, siguiendo el curso del Río Manso.
Su Berghof
Otto Meiling tuvo una participación decisiva en la construcción de dos refugios, uno en el cerro López, el otro en el cerro Otto, donde construyó la casa en la que pasó gran parte de su vida.
En el refugio fundó la “Escuela de Ski Tronador” y se dedicó a formar numerosos esquiadores. Allí organizó competencias, siendo la primera en 1932.
El eterno luchador, venerado como el representante más destacado del andinismo, continuó con sus paseos hasta sus últimos días. Falleció el 11 de agosto de 1989. Antes de su muerte eligió el lugar donde se emplazaría su tumba, a unos metros de su Berghof (vivienda de montaña), y pidió que su casa se transformara en museo, lo cual se concretó un año después.
Fuente consultada: “Otto Meiling. Un pionero de Bariloche”, de Vojko Arko, Bariloche, 1991.