Los lugareños saben que el mes de noviembre es tiempo de grandes vientos y variados colores…
La primavera ya estuvo presente desde los últimos días de septiembre con los primeros frutales convertidos en enormes ramos de flores. Primero los ciruelos, después los cerezos y más tarde los manzanos, preanuncian los frutos del Verano cuando todavía quedan por recorrer varios meses en que pueden peligrar las cosechas esperadas por ocasionales heladas tardías y hasta con alguna nevada.
Pero es un espectáculo digno de verse cómo las flores se desarman y echan a volar sus pétalos, depositándose sobre la tierra que los recibe encantada, formando en algunos lugares superficies blancas o rosadas, como si una suave caricia llegara desde la copa de los árboles.
Mientras tanto, los rayos del sol se acercan al hemisferio sur, crean una atmósfera más templada y jugando entre las hojas nuevas verde claro o sorteando las más oscuras de las coníferas, se filtran para iluminar a los rododendros que florecen en este tiempo, escalonadamente desde Septiembre hasta Enero, ofreciendo una variedad de colores de hojas y flores agrupadas de distintos tamaños.
El género Rhododendron pertenece a la familia de las Ericáceas y es uno de los más numerosos géneros del reino vegetal, con una innumerable cantidad de especies, entre 800 y 1.000, a los que se agregan más de 10.000 híbridos y variedades. Un número significativo de ellas han sido amorosamente reproducidos en Bariloche por viveros locales, encontrando condiciones propicias para su cultivo.
La clasificación de los Rhododendron no es fácil debido a sus constantes revisiones, pero suelen dividirse en dos grandes grupos, las azaleas y los rododendros. El origen de estas divisiones se remonta a la época de Linneo, ya que los consideró como géneros diferentes. Con el paso del tiempo se fueron descubriendo nuevas especies y las diferencias fueron disminuyendo hasta que, en 1800, las azaleas y rododendros se clasificaron en un único género.
Pueden llegar a medir hasta 12 metros (Rhododendron arboreum) y las azaleas entre 45 cm. y 2,5 metros. Son arbustos que, en general, presentan hojas ampliamente elípticas y de tamaños muy variables, desde poco más de los 2 mm en ejemplares alpinos hasta los más de 60 en ejemplares tropicales. Se destacan por sus inflorescencias muy vistosas, muchas veces adornadas con sutiles puntos de colores contrastantes.
Los Rododendros son plantas con unas raíces muy especiales porque carecen de pelos absorbentes. Su sistema radical está formado por una especie de bola, constituida por finas raíces que hacen que toda ella realice la misma función que los pelos absorbentes realizan en una raíz normal. Debido a esta característica pierden rápidamente la humedad y es necesario ubicarlos en ambientes muy húmedos que en la Patagonia argentina no son habituales, pero el placer de contemplarlos hace que los jardineros multipliquen su cuidado ofreciéndoles riegos frecuentes, aún durante los inviernos, sin tampoco permitir que queden inundados porque se desencadenaría la putrefacción. Necesitan el suelo turboso y ácido de los sotobosques, donde se cobijan protegiéndose de los fuertes vientos, idealmente junto a compañeros de la misma especie.
Cuando la época de la floración está terminada, el mimo necesario es quitarles los capullos secos utilizando la técnica del pinzado con los dedos pulgar e índice, cuidando los nuevos brotes que estarán preparándose para el año próximo.
Aunque no hay en Bariloche un Parque de los Rododendros como en la ciudad de Bremen, en Alemania, casi todos los jardines reservan un lugar para algún ejemplar, esperando una mirada maravillada.
Vivo en Buenos Aires y quiero comprr un rododendro flor de haba. Pago envío. Y quisiera una planta ya armada. Quizas dos. Si se pueden comunicar a mi mail elilupaz@gmail.com se los voy a agtradecer. Elisa