Datos útiles:
- Donde: Predio de la Sociedad Rural (camino al aeropuerto)
- Cuando: 12, 13, 19 y 20 de Noviembre
- Valor entrada: $1000 Adultos, $500 Jubilados.
- Algunos precios: Pinta de cerveza $500, Goulash con spaetzel $1000, Pizza grande $1600, Pancho con salsas varias $500.
- Recomendaciones: Llevar protector solar, reposera o sillita, gorra para el sol.
Qué comer y beber
Los más de 11 stands ofrecen una variedad de comidas y bebidas típicas. En materia de comidas saladas hay para todos los gustos: tres variedades de pizza italiana, rabas, kallos a la vizkaina y tapas vascas, los cevapcici y los chorizos croatas, el gulash austríaco y húngaro, las salchichas con chucrut alemán, la paella, cazuela de mariscos, gambas al ajillo y empanadas gallegas españolas, la kranjska klobasa y los sandwiches ahumados eslovenos, bibsky, borsh o piroshok ruso, arenque dinamarqués y los panchos y tartas suizas.
Como postre una amplia variedad de tortas, tartas y strudel. Entre las bebidad típicas se puede probar la slivovica croata (licor de ciruelas), el schnaps (grapa) austríaca, la queimada española, el vino caliente esloveno, el vodka ruso, la palinka húngara y el akvavit dinamarqués. También hay buen vino y cerveza tirada.
Bailes y canciones
Como siempre buena música y un recorrido a la gastronomía de Europa. Actúan conjuntos folclóricos, con bailarines locales (unos 400) de todas las colectividades participantes y además invitados especialmente un conjunto esloveno y uno vasco.
En esta fiesta lo nuevo y lo viejo convergen: las antiguas costumbres plasmadas en música y danzas, comidas y bebidas, para disfrutar de ellas y permitir que las nuevas generaciones tomen contacto con lo tradicional y continúen transmitiendo esas manifestaciones culturales.
Un poco de historia
La Fiesta de las Colectividades nació en el marco de los festejos de la Fiesta Nacional de la Nieve. Durante el invierno de 1978, algunas colectividades emplazaron un pequeño stand en la calle Mitre, donde lucían sus trajes europeos y vendían comidas y bebidas típicas. Los stands se asemejaban a las cabañas alpinas y fueron decorados con elementos de la campiña.
Cabe recordar el que ofrecían los eslovenos, que emplazaron una réplica de su trampolín “Planika”, donde se realizaban competencias de saltos de esquí. Pese a la lluvia, el pequeño trampolín de la calle Mitre fue cubierto con nieve traída desde el cerro Otto y algunos jóvenes saltaban para deleite de turistas y locales.
La desconexión entre las colectividades terminó en una reunión que celebraron representantes italianos, españoles, alemanes, suizos, daneses y eslovenos, los cuales decidieron organizarse y preparar la próxima fiesta en conjunto.